El amor y la mujer

Una de las grandes evoluciones de la historia, es el de la mujer, nacimos en la historia sometidas, casi esclavas de la voluntad y ley del hombre, y no se trata de hacer denuncias de carácter feminista, lejos estoy de ello, solo trato de hacer notar que a pesar de la gran evolución de la mujer, hoy en pleno siglo XXI existen países que continúan tratando la condición de mujer como algo más que el sexo débil, es cierto, otros paises, las mujeres ocupan los más importantes cargos, tanto en política como en la sociedad en general, pero aun hoy, sin que el título de primer o tercer mundo importe, la mayoría de las sociedades sigue viendo a una mujer que demuestre hacer lo mismo que hace comunmente un hombre, como una mujer de mala costumbres en el mejor de los casos, como una prostituta en el peor de los casos, y ojo, que una prostituta puede ser una madre mejor que cualquier mujer dignamente casada y dedicada a su familia, pero se usa esa palabra para identificar a una mujer que desea a un hombre y acepta irse a la cama con él simplemente por eso, porque le gusta y lo desea, como lo hace un hombre siempre, ese simple y normal echo alcanza para separar a una mujer de otras que ante la sociedad es una mujer digna, porque se le ve en su casa, con sus hijos, y tiene una libreta que dice ser la mujer de...Si lo sé, les parecerá esto una proclama antimachista, una plataforma reinvindicativa para proclamar los derechos de la mujer, no, no es eso, es simple y llanamente un llamado de atención a las mujeres, jóvenes, no tanto y hasta de cualquier edad, para que no se cierren al amor por el que dirán, al fin y al cabo, si decimos que la vida debe ser amor, porqué negarse a él solo por ser mujer?

jueves, 13 de mayo de 2010

UNA COPA, UNA NOCHE


Sin plan alguno, sin pensarlo y sin sospecho,
aquel encuentro que comenzó solo hablando
fue cambiando de matices y continuando
mezclando copas con pasión terminó en mi lecho.
Los temas aquellos para nada sustanciales
fueron sustituídos por sugerencias locas
hablando se deseaban nuestras bocas
despertando los instintos animales.
Casi lógico, la noche, un hombre y una mujer
las copas, la atracción, la soledad
sin buscarlo encontramos en verdad
magnificencia irisada de placer.
Exiguas diferencias nuestras actitudes y posturas,
exiguos nuestros temores al que dirán
hagamos lo que hagamos solo verán
ante todo las bajezas, no las alturas.
Sin medidas nuestra entrega atemporal
fue entrega, fue pasión y fue aseo,
limpiando vestigios de otro deseo,
sin pensar en culpas, razones o moral.
Sus brazos que me cubrían como estopa
abrigando mi desnuda y caliente piel,
bebiendo de a poco toda nuestra miel
y todo se inició compartiendo una copa.
Solange Grcía Calderón
Copyright©2010

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