El amor y la mujer

Una de las grandes evoluciones de la historia, es el de la mujer, nacimos en la historia sometidas, casi esclavas de la voluntad y ley del hombre, y no se trata de hacer denuncias de carácter feminista, lejos estoy de ello, solo trato de hacer notar que a pesar de la gran evolución de la mujer, hoy en pleno siglo XXI existen países que continúan tratando la condición de mujer como algo más que el sexo débil, es cierto, otros paises, las mujeres ocupan los más importantes cargos, tanto en política como en la sociedad en general, pero aun hoy, sin que el título de primer o tercer mundo importe, la mayoría de las sociedades sigue viendo a una mujer que demuestre hacer lo mismo que hace comunmente un hombre, como una mujer de mala costumbres en el mejor de los casos, como una prostituta en el peor de los casos, y ojo, que una prostituta puede ser una madre mejor que cualquier mujer dignamente casada y dedicada a su familia, pero se usa esa palabra para identificar a una mujer que desea a un hombre y acepta irse a la cama con él simplemente por eso, porque le gusta y lo desea, como lo hace un hombre siempre, ese simple y normal echo alcanza para separar a una mujer de otras que ante la sociedad es una mujer digna, porque se le ve en su casa, con sus hijos, y tiene una libreta que dice ser la mujer de...Si lo sé, les parecerá esto una proclama antimachista, una plataforma reinvindicativa para proclamar los derechos de la mujer, no, no es eso, es simple y llanamente un llamado de atención a las mujeres, jóvenes, no tanto y hasta de cualquier edad, para que no se cierren al amor por el que dirán, al fin y al cabo, si decimos que la vida debe ser amor, porqué negarse a él solo por ser mujer?

lunes, 8 de febrero de 2010

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PLAYA SIN NOMBRE
 
 
Hay una playa en Piriapolis, detrás del cerro, que nada tiene que ver con la conocida por todos, la que tiene la hermosa rambla, frente al hotel argentino, donde están los comercios y el movimiento de la ciudad balnearia, esta playa ni siquiera sé si tiene nombre, pero es mi preferida.
Cuando el ocaso del día y el albor de la noche se cruzan en esa playa, inmensa, solitaria, donde el silencio solo es roto por la música singular del mar, en ese justo momento, toda la paz del mundo parece conciliarse y agruparse en sus olas, en sus rocas, en sus árboles y en su arena, y yo transito por ella, segura y pausadamente camino por la playa sin nombre, inundándome en su paz, aspirando su aire como el elixir más preciado por su limpidez y naturalidad y simplemente me olvido de todo y emprendo un viaje casi austral, donde caminando sobre la arena soy capaz de elevarme al cielo sintiendo que vuelo caminando, que estoy flotando sobre la arena, que voy hacia las nubes por la orilla del mar y en mi loca y pacífica aventura puedo encontrarme quizás con un ángel o con Dios mismo, y así sigo mi viaje en la playa sin nombre, la que no tiene publicidad y no tiene gente, la que es el centro de reunión de gaviotas, lobos de mar y hasta alguna ballena perdida de su ruta, la que siendo un rincón de Piriapolis, es simplemente una playa sin nombre y yo la siento tan mía, tanto como si fuese una extensión de mi mundo, de mi cotideanidad, es el rincón donde me encuentro conmigo misma, donde me desprendo de todo, donde mi alma y espíritu quedan libres así como mi cuerpo, se separan en momentos y juguetean libres cada uno en su lugar preferido, alejados de todo, de la ciudad, del mundo, del universo, solo cerca del cielo, todo eso es una aventura, solo posible en una playa, la playa sin nombre...
Sol

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